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28 abril 2011

Por tus verdes ojos tristes.

Nada era igual que antes, habían cambiado mucho las cosas en un par de días. Aunque para ella todo era tan aburrido y rutinario como siempre. Sabía la gran mayoría de lo que pasaba fuera de su burbuja, pero nadie sabia lo que le pasaba dentro. Era como estar atrapada en un espejo con cristales negros, o en la parte de atrás de un coche con los cristales tintados. Excepto cuando le daba la luz; cuando pasa eso, todo el mundo corría para asomarse a la parte de atrás de ese coche para ver lo que había dentro. Pero ella sabía que en días de tormenta un rayo de sol dura muy poco tiempo en el cielo, y no se equivocaba. Volvía a llover y ella seguía dentro de su burbuja, no tendría por qué mojarse, pero se calaba hasta los huesos. Y no era que estuviera encerrada lo que más miedo le daba, ni tampoco no volver a ver la luz nunca más...Si no terminar por acostumbrarse a todo aquello.

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